Didier Chopin, conocido viticultor de la región de Champagne, ha confesado parte de un fraude que podría haber afectado a 𝟭,𝟴 𝗺𝗶𝗹𝗹𝗼𝗻𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗯𝗼𝘁𝗲𝗹𝗹𝗮𝘀 distribuidas en más de 𝟰𝟬 𝗽𝗮í𝘀𝗲𝘀.
Según la investigación, bajo el sello de “champán” se embotellaron vinos base franceses y españoles, mezclados con licores e inyectados con dióxido de carbono de forma artificial. Una práctica que engañó tanto a consumidores como a distribuidores, y que ha derivado en un escándalo judicial con posibles penas de prisión, inhabilitación y multa económica.
El impacto ha sido enorme: retirada de marcas de supermercados, desconfianza del consumidor y un duro golpe a la credibilidad de la región y de la propia denominación.
Este caso pone de relieve un reto creciente en el sector: 𝗰ó𝗺𝗼 𝗴𝗮𝗿𝗮𝗻𝘁𝗶𝘇𝗮𝗿 𝗹𝗮 𝗮𝘂𝘁𝗲𝗻𝘁𝗶𝗰𝗶𝗱𝗮𝗱 𝘆 𝗽𝗿𝗼𝘁𝗲𝗴𝗲𝗿 𝗹𝗮 𝗿𝗲𝗽𝘂𝘁𝗮𝗰𝗶ó𝗻 𝗱𝗲 𝘂𝗻 𝗽𝗿𝗼𝗱𝘂𝗰𝘁𝗼 𝘁𝗮𝗻 𝘃𝗶𝗻𝗰𝘂𝗹𝗮𝗱𝗼 𝗮 𝗹𝗮 𝘁𝗿𝗮𝗱𝗶𝗰𝗶ó𝗻 𝘆 𝗹𝗮 𝗲𝘅𝗰𝗲𝗹𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮.
En Vinok seguimos de cerca estas noticias porque creemos que el futuro del vino pasa por unir 𝗰𝗼𝗻𝗳𝗶𝗮𝗻𝘇𝗮, 𝘁𝗿𝗮𝗻𝘀𝗽𝗮𝗿𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 𝘆 𝘁𝗲𝗰𝗻𝗼𝗹𝗼𝗴í𝗮 para blindar lo más importante: la verdad que hay detrás de cada botella.
🍇 ¿Qué opináis? ¿Estamos preparados como sector para prevenir que escándalos así se repitan?